Por Nora Muixi. Las redes sociales se han vuelto un mero reflejo de la sociedad. Prácticamente puedes decir o mostrar lo que quieras gracias a la libertad de expresión. Pero cuidado, ¿esto implica que se puedan ignorar los discursos de odio y discriminación? El anonimato y la facilidad de cometer actos racistas y antigitanos que se propagan a la velocidad a la luz por las redes son una señal de alerta para seguir buscando la fórmula que frene una de las pandemias más peligrosas: el odio. Hace poco más de un mes, el 6 de enero de 2023, un grupo de expertos en derechos humanos de la ONU instaron a todos los directores y a los líderes de redes sociales, como Twitter, Instagram y Facebook, “a asumir plenamente su responsabilidad de respetar las garantías fundamentales y hacer frente al odio racial’’.
Haciendo un poco de historia
Sin embargo, en 2006 ya se castigó por primera vez en España la incitación al odio y a la violencia contra grupos o asociaciones a través de Internet. Desde entonces, se ha consolidado la preocupación por el racismo 2.0.
Posteriormente, en abril de 2007, los ministros de justicia de la Unión Europea alcanzaron el acuerdo político de adoptar una decisión para combatir el racismo y la xenofobia. La incitación a la violencia y al odio, así como la negación y la trivialización del genocidio, serían sancionables de un modo u otro en toda la UE porque los Estados miembros tendrían que convertir en ley nacional las líneas generales de esta decisión. Como refuerzo, el Consejo de Europa puso en marcha la campaña “No Hate Speech”, desde 2013 hasta 2017, contra la intolerancia en Internet para sensibilizar a los jóvenes y crear discursos alternativos al odio. A pesar de todo, estos esfuerzos siguen siendo insuficientes.
Manifestaciones de extrema gravedad
Según el reportaje ‘’La discriminación hacia el pueblo gitano aumenta en las redes sociales’’ que publicó La Marea, el mayor número de casos de discriminación detectados por un estudio sobre el territorio español en 2022 se dio en las redes sociales, donde adoptan la forma de discursos de odio. Algunos de ellos son de una extrema gravedad, dado que incitan a la violencia o incluso al exterminio de las personas gitanas. Recientemente, la Kings League gitana del Raval de Barcelona ha recibido una serie de comentarios racistas en sus retransmisiones en directo. Frases como ‘’Entonces ahí roban en todos los partidos’’, ‘’Una carta es permitir el uso de navaja’’ o ‘’Discuten por un fuera de juego y termina en 3 apuñalamientos’’, evidencian el antigitanismo en las redes.
La difusión continua y descontrolada de discursos racistas en Internet despierta una urgente necesidad de que las empresas dedicadas a las redes sociales asuman un mayor nivel de responsabilidad frente a las muestras de odio. Al mismo tiempo que los usuarios empiecen a ser conscientes de las consecuencias y los riesgos que implica la forma en que se usan las redes. Según el periodista Joan M. Oleaque: ‘’La ley pugna por controlarlo, aunque sólo la educación y un uso formativo de la red acabarán con esta amenaza’’.